¿Quieres una empresa icónica? Créala sobre estos 4 cimientos
Estamos llegando a niveles de ruido verdaderamente ensordecedores.
Y no, no te hablamos de la contaminación acústica (que ¡también es un problema muy real!).
Te estamos hablando del ruido que producen los empresario/as y marketero/as que llaman a las puertas de tus clientes cada día.
Cada hora.
Cada minuto.
Para ser concretos, entre 3000 y 5000 mensajes publicitarios en un día.
Consciente y subliminalmente.
¿Tú te imaginas lo que es eso?
Eso significa que, sea cual sea tu nicho, la competencia es abrumadora.
¿Tiramos la toalla y nos vamos pa casa entonces?
No.
Nos convertimos en lo que Scott McKain llama una “empresa icónica”.
McKain, autor de Create Distinction (Crea Distinción), diferencia entre ser distintivo y ser icónico.
Una empresa icónica es aquella que transciende en su propio ámbito.
Es aquella reconocida por sus logros en otros sectores distintos al suyo.
Puedes ser distintivo y no icónico, pero no puedes ser icónico sin primero convertirte en distintivo.
En otras palabras, no puedes trascender tu ámbito a menos que te destaques en tu ámbito.
Así que, según Scott, el primer paso pares convertirse en una empresa icónica es crear distinción.
¿Cómo?
Asentando los siguientes cuatro pilares.
Los tres pilares de la empresa icónica.
1. La claridad
No puedes diferenciar lo que no puedes definir.
Cuando les pedimos aquí en POM Standard a nuestros clientes que describan lo que hacen sus empresas en 6 segundos, la mayoría de ellos fracasan miserablemente.
Estudios recientes demuestran también que el 70% de los empleados de una empresa no pueden explicar de manera convincente por qué deberían comprar de la empresa que les emplea en lugar de las empresas competidoras.
Y de eso, según Scott, tiene la culpa la falta de claridad.
Si los profesionales de marketing no tienen claro cuáles son esas ventajas, ¿cómo van a espera que sus empleados las tengan y las expresen?
La claridad es clave para todo tipo de empresas, porque nadie es leal a algo que es genérico.
Las personas son leales a las marcas que crean una razón verdaderamente convincente para darles su lealtad.
Scott enfatiza que la claridad funciona para empresas de cualquier tamaño.
Y lo demuestra con el lema de una empresa de fontanería local:
«Llegaremos a tiempo, oleremos bien, y no verás la raja de nuestros traseros».
2. La Creatividad
Scott admite que estaba equivocado.
Antes de llevar a cabo su proceso de investigación para escribir su último libro, él estaba convencido de que la creatividad iba a ser el primer cimiento de la empresa icónica.
Resultó no serlo.
La claridad ganaba.
El compositor que escribió «Breathe», el éxito de Faith Hill, se lo explicó de esta manera:
«He escrito canciones que han llegado al número uno en las listas de éxitos, las listas de rock y las listas de países. He tenido que decidir si eran canciones pop, rock o country. Si las iban a cantar un hombre, una mujer o un grupo. Si iban a ser up-tempo o una balada. Hasta que no tienes claros esos conceptos, no puedes ser creativo.”
Para ilustrar cómo funciona esto en el mundo empresarial, Scott nos presenta a Les Schwab Tires, una pequeña compañía de llantas en la costa del Pacífico de los Estados Unidos.
Les Schawb Tires ofrece algo que ellos llaman «servicio repentino».
Tú te detienes en cualquier Les Schwab concesionario, y un empleado elegantemente uniformado sale corriendo por la puerta, corre hacia tu automóvil y te da la bienvenida con una gran sonrisa, atendiéndote al instante.
Esa es su única diferencia.
Los neumáticos que venden son exactamente los mismos que los que ofrecen los competidores, pero Les Schwab se han hecho famosos en esa parte de la nación por la forma en que reciben a los clientes.
Es decir, no se trata de cambiar ni el producto ni el precio.
Se trata de encontrar algo específico con lo que puedas ser creativo y ofrecer distinción.
3. La Comunicación
Vale, tienes claridad y creatividad.
Toca comunicarlas interna y externamente.
¿No sabes cómo?
Pregúntaselo a tus clientes internos (tus empleados) y externos.
Una simple pregunta: “¿Cómo prefieres que nos comuniquemos contigo en el futuro?”.
Deja que el cliente defina su método preferido de comunicación.
Ok, tienes el cómo.
Vamos a por el qué.
Tu narrativa.
La narrativa es la única forma de comunicación compartida por todas las generaciones.
A todos nos fascina la narrativa convincente.
La magia está en combinar la historia que creamos con el método cómo la comunicamos.
No importa cómo nos comunicamos si no creamos una historia convincente.
4. La Experiencia del cliente
La pregunta clave, según Scott, es esta:
“¿Qué se siente al hacer negocios con nosotros?”
Algo, en lo que muy pocas empresas y profesionales profundizan lo suficiente.
¿Cómo se encuentra la respuesta?
Tres palabras: “… y luego, ¿qué?”.
Si has publicado algo en Instagram: ¿Entonces que? ¿Qué vas a hacer? ¿Qué vas a decir? ¿Cuál es tu próximo paso? ¿Y entonces que? ¿Quieres una respuesta de ellos? ¿Quieres que den un paso determinado?
Hay que seguir profundizando en la experiencia del cliente para ser lo más específico posible.
Siempre continúa presionando «¿Y luego qué?», hasta el punto de la experiencia en la que alguien compre tu producto o servicio.
Y si lo hace, ¿luego qué? ¿Los vas a llevar a una suscripción? ¿Vas a hacer un seguimiento? ¿Cómo consigues que te recomienden?
El enfoque en la experiencia del cliente es una parte esencial de lo que crea los sentimientos que conducen a la lealtad.
Olvídate del rollo “Superamos las expectativas del cliente».
La pregunta que Scott siempre le hace a una empresa que le presenta este cliché es esta:
«Pero, ¿tú ya sabes qué espera tu cliente?».
No puedes superar una expectativa que desconoces.
Así que, tienes trabajo.
Empieza a desarrollar uno de estos pilares y con el tiempo, será eso lo que te desmarcará del resto.
Cuando tengas uno, ¡a por el resto!